Como ya sabemos, hacer el té de bolsita es muy práctico pero termina casi siempre en un té de mala calidad.
¿Qué otras opciones tenemos?
Para preparar el té en hojas lo más común es utilizar una tetera o un infusor.
En la tetera, el té se coloca junto con el agua para luego servir en la taza, mientras que con el infusor todo sucede adentro de la taza.
Veamos cuáles son las ventajas y desventajas de cada uno.
Preparando té en una tetera
La tetera tiene la capacidad de hacer varias tazas de té a la vez, a menos que sea una tetera pequeña para uso personal.
Hay una gran variedad de teteras, pero las tradicionales son las mejores para un óptimo sabor del té.
Por ejemplo, las teteras de cerámica retienen diversos componentes del té de modo de que después de varios años de uso, el té preparado sabe mejor.
Las teteras retienen el calor mucho mejor que un infusor, puesto que son cerradas.
Sin embargo, el tamaño de la tetera importa porque si haces una sola taza de té en una tetera que puede servir tres tazas, el proceso cambia ya que hay más espacio vacío en la tetera.
El problema principal es que no son muy portátiles, y por ejemplo con el tetsubin (la tetera de hierro) resultan muy pesadas.
Utilizando un infusor
Los infusores vienen en toda clase de formas, tamaños y colores. Simplemente lo colocas junto con las hojas de té en tu taza, agregas agua, y cuando esté todo listo lo retiras.
Un aspecto que hay que tener en cuenta es el volumen de té que pueda contener el infusor. Si es muy poco, las hojas de té no pueden liberar bien todos sus componentes porque quedan muy apretadas al expandirse.
Por tal razón, lo mejor es tener un infusor lo suficientemente grande.
La otra desventaja del infusor es que si quieres servir té para más personas, necesitarás más infusores para tus demás tazas. En ese caso, definitivamente es mejor tener una tetera.
La respuesta para los amante del té es tal vez tener ambos.