El té verde es una bebida saludable. Sus propiedades son muy estudiadas y cada vez se descubren más aspectos positivos.
Detrás de todo esto está el EGCG, una molécula de la que hablaremos a continuación.
El té verde contiene catequinas, que son compuestos orgánicos que tienen un sabor amargo y astringente.
Existen 10 tipos de catequinas en el té verde, pero sólo una se encuentra en mayor proporción: EGCG (galato de epigalocatequina).
Este compuesto es un antioxidante muy potente, más que la vitamina C. Los antioxidantes cumplen la función de proteger al cuerpo de los daños que ocasionan los radicales libres.
Los estudios han demostrado que el consumo regular del té verde disminuye el riesgo de diversos tipos de cáncer, mejora la flora intestinal, baja el contenido de azúcar en la sangre, y reduce el colesterol, entre otros. Todo esto se debe principalmente al EGCG.
Nota importante: El té verde no cura ninguna enfermedad, no se debe creer que es una medicina milagrosa. Simplemente se recomienda beberlo regularmente, junto con una dieta balanceada y ejercicio frecuente.
El contenido de EGCG en el té verde
Para lograr un alto contenido de catequinas, lo mejor es un té en polvo, como el matcha.
De todos modos, las dosis recomendadas se pueden obtener fácilmente con 3 tazas diarias de cualquier tipo de té verde desde que se encuentre en buenas condiciones.
Los niveles de EGCG más bajos los encontrarás en té en bolsitas y el té embotellado. Las catequinas se degradan con el tiempo, por lo que lo mejor es tomar té verde en hojas, y que no haya pasado de su fecha de expiración.
Finalmente, la calidad del té no se puede medir sólo en su contenido de catequinas. Un té rico en catequinas es a menudo demasiado astringente y amargo.
Para obtener el mejor sabor, se necesita un balance entre éstas, las cafeína y especialmente la L-teanína.