El té verde es muy delicado ya que se degrada más rápido que otros tipos de té como por ejemplo el té negro y el té oscuro.
Sin embargo, podemos evitar su deterioro siguiendo unos simples consejos.
Los enemigos del té son la humedad, la luz del sol, el calor, y el oxígeno. Además, las hojas de té tienden a absorber el olor de cualquier cosa que se encuentre cerca.
Así que la primera línea de defensa es guardar el té en un recipiente preferiblemente hermético, y ponerlo en un lugar lejos de la luz, la humedad y el calor.
En Japón es muy común el chazutsu (茶筒), que es un contenedor metálico especialmente hecho para guardar té.
De esta forma el té verde puede durar hasta un año después de abierto. Pasado este tiempo el té aún se puede tomar, pero habrá perdido gran parte de su aroma y sabor, además de su contenido de componentes saludables como el EGCG.
Esta es una de las razones por la cual el té en bolsita no es tan bueno. Normalmente pasa mucho tiempo desde que se produce hasta que llega al consumidor final.
En el caso del matcha, la degradación es aún más rápida puesto que este té está en polvo y por lo tanto tiene una mayor área de superficie expuesta al aire.
Cómo conservar el té verde en la nevera
Si quieres conservar tu té verde por aún más tiempo, necesitas una temperatura más baja.
Para hacer esto, debes de guardar tu té en un recipiente hermético y éste se coloca dentro de una bolsa sellada.
Cuando lo saques de la nevera, es muy importante que no abras la bolsa hasta que el té haya alcanzado la temperatura ambiente, lo cual puede tomar un par de horas. Esto aplica para el matcha también.
Si lo abres antes de eso, la diferencia en temperatura hace que el agua se condense sobre las hojas de té y las estropea del todo.
Lo mejor es tomar tu té verde tan pronto como puedas, ya que mientras más fresco es mejor.
Si tienes un té verde fino, no lo guardes para una ocasión especial. Puede que sea demasiado tarde.