El tipo de té menos conocido es el té amarillo. Sus hojas y licor tienen un tono de este color, de ahí su nombre.
Su proceso de producción es muy parecido al del té verde, pero tiene una importante diferencia, como veremos a continuación.
El té amarillo se ha producido por cientos de años en las regiones chinas de Sichuan, Anhui y Hunan. Comparado con los otros tipos de té, tiene una producción muy baja.
Hoy en día no es tan difícil de encontrar en el mercado internacional, pero aún así se considera escaso. En general sólo lo venden las tiendas de té especializadas.
Su sabor es similar al té verde y al té blanco, pero el aroma es muy particular.
¿Cómo es el proceso del té amarillo?
Se especula que el té amarillo nació de un experimento en el proceso del té verde, ya que son muy parecidos. Al igual que el té verde, se detiene tempranamente la oxidación al aplicar calor a las hojas de té.
Sin embargo, el siguiente paso es único. En un proceso que se conoce como menghuang (apilamiento), las hojas de té se apilan junto con calor, humedad, y circulación de aire restringida.
De esta manera las hojas se tornan amarillas, con una fragancia floral, y al servir el té es menos astringente que un té verde.
El proceso de apilamiento puede durar desde un rato hasta algunos días, dependiendo del tipo de té amarillo. Finalmente, las hojas de té se secan y ya queda listo para vender al consumidor.
No hay muchas variedades de té amarillo, pero como ejemplos más conocidos tenemos el Junshan Yinzhen, el Huoshan Huangya, y el Meng Ding Huangya.