El té proviene precisamente de la planta del té: Camellia sinensis.
Esta planta es de China, donde se ha preparado el té por miles de años.
Como ya sabemos, sólo se le puede llamar té a una bebida que se haga con la planta de té. Para el resto de los vegetales, tenemos infusiones o tisanas.
La planta del té casi siempre la vemos en forma de arbusto. Esto sucede porque se poda para que la recolección de las hojas de té sea más fácil.
Si la planta del té no se poda, se convierte en un árbol. Existen árboles de té que son bastante antiguos y sus hojas son muy apreciadas. Sin embargo, son la excepción y no la regla, puesto que su productividad es menor que una planta de té joven.
Es común que una planta de té se utilice de 30 a 45 años antes de que se renueve el cultivo. La planta demora 4 años antes de que pueda ser cosechada.
Las dos variedades generales de la planta del té
Aunque hay un gran número de variedades de la planta del té, en general se pueden dividir en dos grupos:
- Camellia sinensis var. sinensis
Se encuentra en su mayoría en China y Japón. Puede crecer de 2 a 3 metros y sus hojas son de hasta 6 centímetros.
- Camellia sinensis var. assamica
Se cultiva frecuentemente en India y Sri Lanka. Es mucho más alta que la variedad sinensis, llegando de 8 a 15 metros. Sus hojas son más grandes y largas, desde 12 a 20 centímetros.
Cabe aclarar que también existen híbridos entre estas dos variedades generales.
Adicionalmente, no siempre sucede que una variedad de planta se cultiva en su respectiva zona tradicional.
Por ejemplo, el famoso té negro Darjeeling de la India es de la variedad sinensis, mientras que mucho del té oscuro de de la provincia china de Yunnan, llamado pu-erh, se procesa de una planta de variedad assamica.
Como es de suponer, los seis tipos de té (verde, blanco, amarillo, azul, negro y oscuro) se obtienen de la planta del té. El tipo específico de té depende del proceso que se le aplica a la hoja del té.