Aunque estas tres características están relacionadas, alrededor del mundo no se valoran de igual manera.
En la cata profesional de té verde en Japón, el aroma de un té y su sabor tienen un puntaje igual. Pero la apariencia de las hojas y del licor tienen menor puntaje.
Cabe aclarar que lo que percibimos como sabor incluye nuestro sentido del gusto y del olfato. Es una combinación de los dos.
Se estima que el aroma influye en el 80% del sabor de un alimento. Es por eso que si nos tapamos la nariz y probamos algo, no sabe tan bien.
Existen tés en los cuales la gente disfruta más de su aroma que de su sabor, por ejemplo algunos tipos de té azul.
También hay algunos tés donde la intensidad del aroma no se traslada directamente al sabor. Por ejemplo, puede ser que sea muy fragante pero de sabor débil.
En términos de la apariencia, yo diría que en China hay más énfasis en la belleza de las hojas de té. Por su lado, en Japón el sabor es lo más importante.
A menudo podemos ver en China a alguien tomando té en un vaso de vidrio. Es una manera muy casual de tomar el té.
La idea es que se pueda disfrutar de la belleza de las hojas de té.
Incluso se dice que las hojas de un longjing (un té verde famoso de China) de buena calidad se deben de parar de manera vertical durante la infusión.
Por otro lado tenemos el fukamushi sencha. Este té verde es muy popular en la prefectura de Shizuoka.
Tiene un alto tratado al vapor. El resultado es un té de buen sabor, con menos astringencia y más cuerpo, pero las hojas quedan muy débiles y por eso se parten.
Así que su apariencia sufre debido al proceso, porque las hojas están casi hechas polvo.
De todos modos, uno de debe de tomar el té que más le guste.
Yo siento mucho placer con el aroma de algunos tés verdes. Sobre todo si son de alta calidad.
A veces me dan ganas de olerlos solamente.