Ikkyū Sōjun (一休宗純) es un monje budista muy famoso en la historia de Japón.
Las artes japonesas tuvieron una influencia zen gracias a él. Esto incluye al té.
Precisamente el discípulo de Ikkyū, Murata Jukō, fue el fundador de la ceremonia japonesa del té.
Ikkyū le enseñó a Jukō que el zen también está presente cuando se prepara el té.
La historia de Ikkyū
Ikkyū nació en Kioto, en el año 1394.
Era un hijo ilegítimo del emperador Go Komatsu (後小松天皇).
Su madre tuvo que dejar la corte imperial para dar a luz. Además, para proteger a Ikkyū lo llevó al templo Ankoku (安国寺) en Kioto para convertirse en un monje.
El templo Ankoku pertenecía a la escuela Rinzai del budismo zen. Por cierto, esta escuela llegó a Japón por parte de Myōan Eisai, quien se conoce como el padre de la cultura del té japonés.
A sus trece años, Ikkyū ya había publicado su primer libro de poesía. Con el paso del tiempo sería un poeta reconocido.
Cuando tenía dieciséis, estudió bajo el monje Kenou Soi (謙翁宗為).
Desafortunadamente Kenou falleció cuatro años después. Ikkyū sintió tanta tristeza que intentó ahogarse lanzándose al agua, pero fue rescatado a tiempo.
Luego de un año estuvo en el templo Daitoku (大徳寺) como alumno del maestro Kasō Sōdon (華叟宗曇).
En el año 1420, cuando tenía 26 años, Ikkyū alcanzó la iluminación mientras meditaba en el lago Biwa. Kasō lo confirmó, otorgándole un certificado.
Ikkyū mostró su lado excéntrico en los siguientes años. Esa es una razón por la que aún hoy es famoso.
Hizo la mayoría de lo que estaba prohibido para los monjes budistas. Tomó licor, comió carne, no se afeitó, frecuentaba burdeles, etc. Pero de todos modos atribuía sus actos al zen.
Era un crítico de la hipocresía que veía en otros monjes. Prefería vivir como un vagabundo.
Por esa epoca era no solo un poeta famoso. También era pintor y maestro de caligrafía.
Ikkyū tenía mucha influencia en las artes zen del periodo Muromachi.
A sus 47 años, quemó su certificado de iluminación hasta que sólo quedaron las cenizas.
Una década más tarde hubo una disputa entre partes del templo Daitoku. Esto resultó en que varios monjes fueron encarcelados y uno se suicidó.
Fue tanta su depresión al darse cuenta de la degradación del templo, que Ikkyū intentó acabar con su vida una vez más.
Decidió morir de hambre, pero el emperador mismo le escribió una carta y lo hizo desistir.
Ikkyū incluso llegó a tener una relación abierta con una mujer. Se trataba de una cantante ciega llamada Shinjisha (森侍者) . Más tarde tuvieron un hijo.
En 1474, cuando Ikkyū tenía 80 años, el templo Daitoku fue quemado debido a la guerra de Onin.
El emperador de ese entonces nombró a Ikkyū el abad del templo.
Volviendo al tema del té, el templo Daitoku siempre se ha conocido como el centro de la ceremonia del té. Muchos maestros del té se formaron ahí, como por ejemplo Sen no Rikyū.
La reconstrucción del templo tomó cinco años. La fama de Ikkyū fue clave para recibir los fondos necesarios.
Su vida llegó a su fin debido a la malaria cuando tenía 87 años.
Sus últimas palabras fueron «no quiero morir», lo cual es inesperado de un monje iluminado, pero concuerda con el carácter de Ikkyū.