El té verde no siempre tiene que ser amargo, pero sucede tan a menudo que muchos piensan que es lo normal.
Hay que tener ciertos puntos en cuenta para tomar un té verde de buen sabor.
1. El té verde de baja calidad sabe amargo
Si compras el típico té de bolsita, va a saber amargo no importa cómo lo prepares debido a que la calidad es muy baja. Es lo mismo que tomar un vino de cocina y después preguntarse por qué no sabe bien.
Lo primero es empezar con un té verde de calidad, debe de ser en hojas (a menos que sea un matcha) y mientras más fresco mejor.
¿Cómo se puede saber si es fresco o no? Muy fácil, sólo hay que constatar que las hojas tengan un aroma agradable.
El té verde que lleva más de un año desde que se abrió el paquete, y el contenido de las bolsitas de té, casi no tienen aroma alguno.
2. El tiempo de infusión fue muy largo
Mientras más tiempo se infusione el té, se extrae más cafeína y catequinas de las hojas. Si la concentración es demasiada, el resultado es un té muy amargo y astringente.
Para diferentes tipos de té verde hay diferentes tiempos de infusión recomendados, pero en general es mejor pecar por poco que por mucho.
Esto nos lleva al siguiente punto.
3. La temperatura fue muy alta
Algunos tés verdes como el bancha y el houjicha resisten agua hirviendo, pero la mayoría no.
Mientras más fino sea el té verde, requiere menos temperatura. Por ejemplo, el gyokuro se prepara con agua tibia y 2 minutos de infusión.
Si preparas el gyokuro con agua hirviendo, básicamente estás desperdiciando tu dinero porque sólo va a saber a un amargo intenso.
4. La proporción de té y agua está mal
Obviamente, si se usa muy poca agua el té queda más concentrado. Lo mismo sucede si añades demasiadas hojas de té.
La vida es muy corta como para estar tomando algo que no te guste.
Espero que disfrutes de tu té sin sabor amargo.