No se trata de escoger entre té y café, puedes tomar los dos a lo largo del día.
En mi caso, yo solo tomo té. Pero mi esposa le gustan los dos.
En la mañana
A menudo necesitamos un poco más de cafeína en la mañana para evitar el sueño y empezar el día con más energía.
En este caso tomar café es una buena opción porque contiene más cafeína que el té.
Si prefieres un té, el que más cafeína tiene (aunque de todos modos menos que el café) es el matcha.
Una taza (250 ml) de café en promedio tiene unos 100 mg de cafeína. Si preparamos el matcha con 1.5 o 2 gramos de matcha (la medida tradicional), entonces son de 25 a 30 mg en promedio.
Mi esposa cada día toma un café al levantarse, y después del desayuno se toma un matcha.
Durante el día
El té en Asia se toma a lo largo del día, con o sin comida. En Japón, el té verde lo sirven gratis en la mayoría de los restaurantes.
Aquí en Sur América tomamos café más que todo entre comidas.
Por ejemplo, no es común tomar café junto con el almuerzo o la cena. Más bien sería después del almuerzo.
Como hay una gran variedad de sabores y aromas en el té, al igual que en el vino, se presta mucho para el maridaje con la comida.
Así que otra oportunidad para tomar té es en el almuerzo y la cena.
Además, el té frío también hidrata, calma la sed y el calor. Después del ejercicio podemos tomarlo sin ningún problema.
Finalmente, a diferencia del café el té tiene mucho más uso como ingrediente culinario alrededor del mucho.
Hay muchos platos tradicionales que se preparan con té. Por ejemplo el ochazuke (una sopa japonesa con arroz y té verde) y el longjing xiaren (camarones con té verde chino).
Por la noche
Dependiendo de nuestra tolerancia a la cafeína, podemos tomar café o té por la noche.
Pero es más común que se tome té, debido a que contiene menos cafeína.
Yo tomo varias tazas de té por la noche, ya después de la cena.
Hay tés con bajo contenido de cafeína que son ideales para tomar en la noche.
Por ejemplo, el houjicha (un tipo de té verde tostado), es naturalmente muy bajo en cafeína. Como si fuera un té descafeinado.
En conclusión, no hay que dejar uno para tomar el otro.