La variedad Yabukita de la planta del té es la más utilizada en Japón. Esta variedad fue de gran importancia para la prosperidad de la industria japonesa del té.
En este artículo veremos la historia de su descubridor: Sugiyama Hikosaburō (杉山 彦三郎).
Hikosaburō nació en 1857 en lo que hoy es la ciudad de Shizuoka, en la prefectura de Shizuoka.
Desde joven se interesó por el cultivo del té. En ese momento la industria del té estaba en una rápida expansión.
Aunque no tenía educación formal sobre el té, Hikosaburō empezó su primer cultivo.
Sin embargo, no tuvo éxito al principio debido a que la calidad de su té no era muy buena. Necesitaba más conocimiento, especialmente en el tema de procesamiento del té.
Gracias a Tada Motokichi (otra figura importante en la historia del té japonés), Hikosaburō pudo aprender sobre el proceso para hacer té verde y té negro de buena calidad.
Cuando tenía 20 años, conoció a Yamada Fumisuke, un familiar distante que era un maestro del té.
Fumisuke hacía un té de muy alta calidad. Era muy estricto con las hojas de té que utilizaba. Sólo los brotes del tamaño y color correcto eran adecuados para su té.
Cuando Hikosaburō lo acompañó a cosechar las hojas de té necesarias, rápidamente se dio cuenta de que era un trabajo arduo.
Las plantas de té no producían brotes al mismo tiempo. Además, a menudo las hojas no tenían ni la forma ni el color correcto. Esta actividad tomaba varios días.
En esa época, los granjeros de té crecían sus cultivo a partir de semillas. Así que cada planta de té del cultivo tenía sus propias diferencias genéticas.
Ahora, la mayoría de los cultivos se propagan por esquejes. De los tallos o ramas de una planta de té se obtienen clones.
Es resumen, los cultivos modernos tienen plantas de té idénticas. Son los mismos tiempos de cosecha, la misma forma y color de hojas y un mismo sabor.
Fue ahí cuando Hikosaburō entendió que cada de planta de té es diferente, y que si encontraba una buena planta de té, por consiguiente podría obtener buenas hojas de ella para hacer un buen té.
Esta idea suena muy obvia ahora, pero en Japón de esa época era algo revolucionario.
Buscando la mejor planta de té
El primer obstáculo que tuvo era que aún si tomaba semillas de una planta que él consideraba buena, las plantas de té resultantes no tenían la misma calidad.
Le tomó algunos años de prueba y error para encontrar cómo propagar una planta de té para que todas fueran idénticas a la original.
En ese tiempo el énfasis de la industria del té estaba en mejorar las prácticas de cosecha y procesamiento, pero no en la cría selectiva. Muchos se rieron de Hikosaburō ya que pensaban que estaba perdiendo el tiempo.
Sus vecinos lo apodaron itachi (comadreja), porque se la pasaba en los campos de té de otras personas buscando muestras.
Pero a él no le importaban las burlas, pues su pasión no tenía límite. Después de buscar en Shizuoka y las prefecturas cercanas, llegó hasta Okinawa e incluso Corea.
Durante su vida alcanzó a catalogar por lo menos cien variedades diferentes de plantas de té.
Pero su más importante descubrimiento fue la variedad Yabukita.
Un descubrimiento histórico
En 1908 y en su misma ciudad de Shizuoka, Hikosaburō visitó un campo de té cerca de un pequeño bosque de bambú.
Tomó dos muestras que le interesaron. Una del norte y otra del sur de ese campo de té. Las llamó respectivamente Yabukita y Yabuminami.
«Takeyabu» es la palabra japonesa para un pequeño bosque de bambú, «kita» es norte y «minami» es sur.
Sin embargo, aún faltaba mucho tiempo para determinar la calidad de la variedad Yabukita a ciencia cierta.
Empezando de cero
Cuando Hikosaburō tenía 50 años, por fin encontró a alguien que entendía lo que él estaba haciendo.
Era Ōtani Kahei, el presidente del consejo de la industria del té. Él ayudó prestándole una porción de terreno para sus plantas de té, y también asumió los costos necesarios.
Con su nuevo campo para experimentar, Hikosaburō pudo recopilar información de sus plantas de té como por ejemplo la calidad del té una vez servido, el peso de la cosecha, tiempo en que se podía cosechar, etc.
Pero en 1927 el señor Kahei renunció. Unos años más tarde, el consejo de la industria de té reclamó el terreno donde Hikosaburō había trabajado por más de dos décadas.
Finalmente, las plantas de té fueron incineradas. Probablemente fue uno de los días más tristes para Hikosaburō, que en ese entonces tenía 77 años.
Aún con su edad, su pasión seguía fuerte. Volvió a trabajar con variedades en su propio cultivo de té. Además obtuvo ayuda de los jóvenes del vecindario.
Como les enseñó todo lo que el sabía, pudo contribuir a la próxima generación de granjeros de té.
Su vida terminó el 7 de febrero del 1941, a los 84 años.
Desafortunadamente, no pudo ver la prosperidad que traería la variedad Yabukita de la planta del té, ni recibió reconocimiento oficial alguno mientras estuvo vivo.
El legado de Hikosaburō
Con el tiempo, se hicieron las pruebas pertinentes y se determinó que la variedad Yabukita ofrecía unas ventajas superiores a lo que existía en esa época. Esta variedad se registró en 1953, 12 años después de la muerte de Hikosaburō.
El cultivo de la variedad Yabukita fue impulsado por el gobierno en 1955, y de ahí en adelante tuvo un crecimiento repentino.
En el 2010, esta variedad ocupaba el 75% del área de los cultivos de té en Japón.
La planta original de Yabukita aún existe en la ciudad de Shizuoka. Es un árbol de té.
En el parque del castillo de Sunpu, hay un monumento en honor a Sugiyama Hikosaburō.